El Line, ubicado en la famosa avenida Wilshire en Los Angeles, es el resultado de una fructífera colaboración entre el Grupo Sydell y el interiorista Sean Knibb. Característico por el uso de materiales naturales, las formas orgánicas y los espacios abiertos todo ello perfectamente coordinado en ambientes a la vez íntimos y funcionales.
Más de 12.500 m2 de moqueta Wilton en color gris natural (sin tintes) fueron necesarios para revestir unas 300 habitaciones, a los que hubo que añadir además 4000 m2 de moqueta Axminster para los pasillos y las zonas públicas del hotel.